Además de los fondos documentales relacionados con el monasterio que aquí existió, hay dos piezas artísticas de verdadera importancia que en su día estuvieron en esta localidad.
El llamado Evangeliario de Doña Felicia que en la actualidad se conserva en el Metropolitan Museum de Nueva York. Se trata de dos piezas que pudieron servir de cubiertas de un libro.
Sobre madera se dispuso una decoración de plata sobredorada con decoración de filigranas, algún esmalte, alguna piedra preciosa, etc. Incorporan ambas sendos marfiles de procedencia bizantina.
La primera placa de este material (26 x 21 cm) presenta el tema de Cristo Crucificado entre la Virgen y San Juan, dos ángeles y la representación del sol y la luna.
Según los expertos puede tratarse de un trabajo hecho en la vieja Constantinopla, o por lo menos procede de un taller oriental, a fines del siglo X. La segunda pieza está formada por varias figuras de marfil que han sido colocadas sobre una lamina de plata en la que se grabó entre otras palabras el nombre de la reina Felicia, esposa de Sancho Ramírez y madre de los reyes aragoneses Alfonso I y Sancho Ramírez.
Debió ser obra que perteneció a esta mujer y que probablemente donó al centro donde residían sus propias cuñadas. Se trata de dos obras poco habituales y por ello excepcionales, entre los marfiles de aquella época en estas tierras de Aragón.
El sarcófago de Doña Sancha
Trasladado a Jaca en el siglo XVII. Presenta sus cuatro frentes decorados cuya ejecución se debe a dos artistas o talleres diferentes, destacando sobre todo el frente principal donde se labraron escenas referidas a Doña Sancha en vida, la ascensión de su alma y la ceremonia funeraria oficiada por un obispo acompañado por dos acólitos.
Debe destacarse que una representación de un personaje histórico en un sepulcro es poco habitual en aquella época. Es obra de un anónimo escultor o taller que trabajó también en la catedral de Jaca y en la iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca. Fechado tradicionalmente a fines del siglo XI, se ha propuesto que es posible que se ejecutara en realidad en la segunda década del siglo XII*. Ha sido considerada como la mejor pieza funeraria del románico aragonés.
Texto: Ana Isabel Lapeña Paul
Para una ampliación sobre la historia de esta localidad y otros aspectos:
- LAPEÑA, A. I, Santa Cruz de la Serós. Arte, formas de vida e historia de un pueblo del Alto Aragón, Zaragoza, 1993.
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Sobre este sarcófago puede verse el trabajo de David L. Simon –El sarcófago, un monumento para la dinastía- en el libro La condesa doña Sancha y los orígenes de Aragón, Zaragoza, 1995