Tradicionalmente la localidad de Santa Cruz de la Serós ha sido considerada como la antesala de San Juan de la Peña, el célebre monasterio encajado en la gran oquedad que le da nombre. Sin embargo, Santa Cruz de la Serós cuenta con destacados elementos propios que permiten que este lugar tenga un puesto notable en el mundo del patrimonio artístico, histórico y etnográfico que conviene resaltar.
En primer lugar debe señalarse que hasta el propio nombre del lugar tiene una explicación histórica pues la palabra “Serós” deriva de la palabra latina “Sorores” que puede traducirse por “hermanas” , nombre que alude a la comunidad monástica femenina que aquí existió.
Dicha comunidad se convirtió en su época principal –siglos XI y XII- en el más importante monasterio de monjas en Aragón . La presencia de la comunidad benedictina que todavía persiste -aunque instalada en Jaca desde el siglo XVI- se atestigua en documentos que ofrecen total credibilidad desde el último tercio del siglo XI.
Existe alguna referencia anterior y más concretamente del año 992, pero lamentablemente el contenido de este pergamino no ofrece garantías de autenticidad a la actual crítica histórica. Con los datos históricos que hoy en día se conocen puede asegurarse que debió crearse en torno a mediados de la undécima centuria.
Dicha comunidad fue la receptora de numerosas donaciones , habituales por otra parte en aquellos siglos medievales. A través de este procedimiento, junto con las permutas y las compras que las monjas realizaron, le permitieron conformar un patrimonio notable que se extendía por tierras aragonesas y navarras. Desde 1172 además, y por donación real, las monjas obtuvieron el señorío sobre el propio lugar. Una vez constituido su dominio, la manera habitual de conseguir ingresos fue ceder la explotación de sus propiedades (casas, campos, viñas...) a cambio del pago de ciertas cantidades, bien en especie, bien en dinero, y el cumplimiento de ciertas obligaciones por parte del beneficiario. Este sistema de obtener rentas a través de los denominados “censos enfiteúticos" fue habitual y se prolongó durante siglos.
Texto: Ana Isabel Lapeña Paúl
* Para una ampliación sobre la historia de esta localidad y otros aspectos: LAPEÑA, A. I, Santa Cruz de la Serós. Arte, formas de vida e historia de un pueblo del Alto Aragón, Zaragoza, 1993