Ecosistema

El medio natural del municipio de Santa Cruz de la Serós puede ser definido por una palabra: DIVERSIDAD.

Si partimos de la base de que cada especie del reino animal y vegetal, especialmente de este último por su carácter estático, posee unas necesidades y exigencias que pueden ser decisivas para su supervivencia y que por tanto requieren un ambiente concreto para su óptimo desarrollo, podemos afirmar que a más ambientes distintos mayor es la diversidad de especies.

Esa es la realidad del entorno natural de Santa Cruz.

Las claves principales para comprender el complejo mosaico se encuentran el tipo de sustrato, la diferencia de cotas, la diversidad de exposición, los recursos hídricos, la existencia de roquedos, la influencia climática y la acción humana junto con la utilización forestal.*


* Texto de Xavier Pujol

Tipo de sustrato

La complejidad geológica del territorio, con materiales de muy distinta forma y naturaleza, es tenida en cuenta por las especies más exigentes.
La roca arenisca, de naturaleza ácida, la encontramos junto a las margas y las arcillas básicas en lucha eterna por la neutralidad química. Dispuestas alternativamente en capas sedimentarias que fueron replegadas durante el levantamiento de la cordillera, sorprenden al visitante con casos espectaculares en que algún manto vertical de arenisca ("rayones"), de naturaleza más dura, ha resistido mejor la erosión y sobresale de sus blandas y vecinas margas. Estos materiales ocupan gran parte del centro del territorio.
Los movimientos continuos del suelo arcillo-margoso ha creado una serie de adaptaciones en algunas plantas como la Globularia y el Tusilago, capaces de soportar sepultamientos y corrimiento de tierras.

Las moles de conglomerado, material algo más moderno que los anteriores y formado por cantos rodados cimentados por sales de calcio, fueron depositadas sobre ellos por los caudalosos río durante la última fase del levantamiento de la cordillera, hace unos 30 millones de años. Ocupan gran parte del sector sur del municipio, formando parte de la sierra de San Juan y son los responsables, en las zonas con fuentes y barrancos, de un subproducto rocoso muy preciado: la "tosca". El agua que circula entre los guijarros del conglomerado tiene CO2, un gas ácido que reacciona con el cemento calizo, disolviendo sus sales que son arrastradas e incorporadas a los cauces. Cuando estos transcurren por zonas pobladas de musgos, precipitan en ellos y los recubren ahogándolos. La lentitud del proceso permite que una nueva colonia de musgos crezca sobre la anterior capa de tosca para progresivamente volverse a cubrir de carbonatos hasta alcanzar espesores de varios metros. En poco tiempo, los musgos atrapados se descomponen dejando en su lugar espacios vacíos que confieren a la tosca su naturaleza porosa y ligera.

Las zonas donde abunda la tosca ("las tosqueras") han sido muy apreciadas por el ser humano para la extraer, mediante sierra de mano, bloques empleados para la construcción de chimeneas, tabiques y paredes (como la torre de la ermita de San Caprasio). Cuando la tosca todavía no se ha solidificado, o debido a agentes erosivos se disgrega en forma de arenas, se emplea como un eficaz friegacacharros.

Junto al río Aragón, en el sector norte, dominan grandes y pronunciadas laderas de margas azules, material calizo que por su poca resistencia a la erosión no sustenta apenas vegetación y presenta un aspecto descarnado.
Los taludes de marga actúan de base de otros materiales esta vez mucho más fértiles, los glacis, constituidos por materiales que se desprendieron de las laderas próximas con ayuda del agua, formando extensas fajas planas o con poca pendiente, posteriormente roturadas y aprovechadas por el ser humano para la instalación de los sembrados.

* Texto de Xavier Pujol